22 de noviembre de 2015

Importancia de la familia en la rehabilitación del Implante Coclear


Escuchen

Quiere decir que estén atentos a lo que les “diga”, aunque implica mucho más que solo eso. Escuchar a su hijo significa que le darán el tiempo suficiente y que harán el esfuerzo necesario para tratar de entender lo que quiere “decirles”. Muchas veces esta no es una tarea simple o fácil. Sin embargo, si él se da cuenta de que ustedes están poniendo atención y se están esforzando por entender lo que les está “diciendo”, cada vez será mayor el esfuerzo por hacerlo inteligible, esto además lo motivará a “seguir hablando”. 



Hablen con su hijo

Esto les parecerá obvio, pero el cómo le hablen y de qué le hablen serán aspectos importantes que deberán de tomar en cuenta.
A veces hablarle es responderle a lo que está “diciendo”. A veces implica describirle lo que está viendo, darle instrucciones y explicaciones, o porqué quieren que deje de llorar.
Hablarle cerca del micrófono de su procesador de sonido y usando suprasegmentos (voz cantada y entonaciones) le facilitará escuchar lo que le están diciendo. Usad oraciones cortas. Tal vez tengan que repetir ciertas palabras clave.
Preséntenle TODO primero por audición, y después muéstrenle el juguete, el alimento o la prenda de vestir sobre la que le están hablando.


Cada vez que su hijo les “hable", respóndanle, él contestará, e inmediatamente ustedes también. Esto implica ESCUCHAR y HABLAR, de eso se trata.

No importa que les parezca muy pequeñito para comunicarse. Durante un largo periodo de tiempo tendrán que imaginarse, adivinar o deducir lo que trata de decirles.

Al inicio, los bebés se comunican a través del llanto y son los padres los que interpretan el tipo de llanto y a qué se debe. A medida que van creciendo, los niños comienzan a usar algunas palabras. Su habla y articulación en muchísimas ocasiones no es entendible para casi nadie; sin embargo, son los padres los que interpretan a los demás lo que el niño está diciendo. Ustedes serán los intérpretes de su hijo durante un tiempo hasta que comience a ser cada vez más clara y entendible su habla.

Tened en cuenta con vuestro hijo lo siguiente.

Llamad su atención a los sonidos:
• Señalen y hagan mención de los sonidos que se den o sucedan de manera espontánea en la casa.
• Háblenle del sonido mientras sucede.
• Llamen la atención de su hijo para que vea cuando hay personas que están hablando.

Fuente:http://escuchareslomaximo.org/consejos-2/

10 de noviembre de 2015

Investigadores encuentran una estrecha relación entre el fracaso escolar y el trastorno específico del lenguaje (TEL)´.

El Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL), formado por investigadores de la UOC y la UB ha detectado una importante relación entre los niños que sufren el trastorno específico de lenguaje (TEL) y el fracaso escolar. Esta conclusión se extrae de los datos obtenidos una vez finalizada la segunda fase de una amplia investigación que integra diferentes estudios sobre el TEL que, entre otros aspectos, ha concluido que el 75 % de los niños con este trastorno presentan un bajo rendimiento académico –han repetido curso, reciben una educación especial o tienen el currículum adaptado o plan individualizado– y el 95 % reciben algún tipo de atención relacionada con la lengua.

A pesar de que el objetivo de la investigación no era analizar la relación con el fracaso escolar, los datos sobre el rendimiento académico han permitido a los investigadores obtener una información desconocida en España, puesto que no hay ningún estudio similar. Actualmente, el fracaso escolar en nuestro país se sitúa en un 14 % en la enseñanza primaria. En este sentido, la investigación apunta a que las dificultades y los trastornos del aprendizaje son una de las causas principales de este fracaso.
En el conjunto de la investigación han participado 452 niños, 64 de ellos con TEL. El resto no tenían este trastorno, para poder así observar también la adquisición típica del lenguaje. Las edades de los participantes –catalanes y valencianos– oscilan entre los 4 y los 12 años, a pesar de que la mayoría tienen entre 6 y 8 años. La primera fase de la investigación empezó en 2009 y está previsto tener los resultados definitivos a finales del 2015.

Un trastorno poco conocido

El TEL –anteriormente conocido como disfasia– es un trastorno invisible puesto que las personas que lo sufren no tienen ningún déficit cognitivo, neurológico o sensorial pero, en cambio, les repercute en el rendimiento escolar de una manera importante. Se trata de un trastorno primario en la adquisición del lenguaje oral que incluye alteraciones en uno o varios componentes del lenguaje. El equipo de investigadores –dirigido por Llorenç Andreu, director del máster universitario de Dificultades del aprendizaje y trastornos del lenguaje de la UOC, y Mònica Sanz Torrent, profesora agregada de la Facultad de Psicología de la UB– ha sido el primero en evaluar de qué nos informan los ojos con relación al lenguaje (qué mira un niño cuando le cuentan un cuento o qué mira antes de hablar, etc.). Se trata, en todos los casos analizados, de niños con dificultades en la adquisición del lenguaje que empiezan a hablar muy tarde, hablan poco y cuando lo hacen se equivocan a menudo.
«Todavía hay muy pocos estudios que estudien el procesamiento del lenguaje en tiempo real en el TEL, y los pocos que hay van en sentidos similares. Respecto al fracaso escolar nuestros datos confirman otros estudios internacionales», afirma Sanz Torrent. Según diferentes estudios internacionales, el 7 % de la población infantil sufre el TEL. Este mal aprendizaje de la habilidad lingüística repercute en el resto de aprendizajes formales y tiene consecuencias muy negativas de carácter conductual, emocional y social para los niños y para las familias. Según los investigadores, las autoridades educativas y el profesorado «no son del todo conscientes del trastorno ni del hecho de que detrás de muchos fracasos escolares hay dificultades con la herramienta más importante de nuestro pensamiento, que es el lenguaje. Un niño con comprensión y producción parcial muchas veces pasa más desapercibido. Además, el trastorno también pasa inadvertido porque sobresalen más las conductas de introversión o de inatención o bien, a la inversa, muestran conductas disruptivas que hace que a menudo sean catalogados como niños vagos o conflictivos», asegura Andreu.

Técnica innovadora

La técnica utilizada en el estudio es innovadora. Se trata del «eye-tracker», un aparato del que tan solo hay una docena en Cataluña, que registra los movimientos oculares y que se utiliza para estudiar la percepción visual y la lectura pero también para saber cómo se comprende y produce el lenguaje oral en tiempo real. Así, permite conocer cómo se procesa la información del contexto visual y la información lingüística cuando hablamos o cuando estamos escuchando, puesto que los ojos informan del grado de comprensión de los niños.
Los resultados del estudio muestran que los niños con TEL tienen una velocidad de procesamiento menor, es decir, que son más lentos en el momento de comprender una palabra y buscar el referente visual (dibujo) de esta palabra. Además, cometen más errores cuando buscan un dibujo que se corresponde con una palabra que escuchan. Por otro lado, también son más lentos a la hora de nombrar palabras o describir los dibujos con frases y son poco precisos al extraer la información importante de una escena, lo que significa que necesitan más tiempo para hablar, comprender y aprender las palabras.

9 de noviembre de 2015

El desarrollo del lenguaje por edades

La edad de aparición de las primeras palabras puede variar de unos niños a otros, aunque en general se producen en torno al primer año de vida. También es importante tener en cuenta que el desarrollo del lenguaje suele ser más rápido en las niñas que en los niños.
En general, si observamos que nuestro hijo tiene un lenguaje como de un niño seis meses más pequeño, esto puede ser un indicio de que algo no va bien. Es entonces cuando debemos consultar a un profesional que valore si es necesario realizar un tratamiento de estimulación del lenguaje, con el fin de prevenir posteriores alteraciones en el desarrollo del mismo.
•Los recién nacidos se comunican exclusivamente a través del llanto. Poco a poco, éste irá modulándose para manifestar diferentes estados de ánimo que los padres podrán identificar según el tono.
•A partir de los 3 meses aparece un incipiente balbuceo que son sus primeros intentos de una posterior articulación de la palabra. Sus sonidos son guturales y labiales; y va escuchando su propia voz e incluso repite algunos sonidos.
•A partir de los 6 meses el niño sustituye los lloros por gorgojos y gritos. Se distrae mucho escuchando los sonidos que él mismo produce. Algunos empiezan a articular alguna sílaba como “pa”, “ma” o algún diptongo.
A estas edades el lenguaje es un juego fonético funcional, semejante al juego manipulativo y con él va dominando el aparato de fonación como condición primera e indispensable para la aparición del lenguaje.
•Al finalizar el primer año, utiliza los sonidos para conseguir una respuesta de su entorno; pero, son más bien una conducta imitativa de los adultos que la representación de palabras concretas.
Poco a poco van comprendiendo cada vez más palabras. El adulto al dirigirse a un niño de esta edad va cambiando el tono de voz: de enfado, de broma, con afecto… El pequeño les imita y así va adquiriendo un valor representativo de lo que escucha.
Hacia el año y medio ya es capaz de tener 10 ó 12 palabras. Es la etapa de un lenguaje particular del niño, una jerga difícil de entender para los adultos y que le acompaña en casi toda su actividad.
Es en esta época cuando utilizan la “palabra-frase”: una palabra quiere decir muchas cosas o expresar múltiples deseos o necesidades.
•A partir de los 2 años con un pensamiento simbólico incipiente, va ampliando rápidamente su vocabulario y empieza a comprender el significado de muchas palabras; además comienza a hacer frases de 2 o 3 palabras y con los verbos siempre en presente. Todavía no tienen clara la idea de su identidad frente a los que le rodea y utiliza su nombre para designarse, hablando de sí mismo en tercera persona.
•Al llegar a los 3 años, el avance ha sido vertiginoso. Nos encontramos con el típico charlatán que no para de hablar, presentando en su lenguaje un matiz egocéntrico. Todo lo pregunta, le cuesta respetar el turno de palabra con los demás, no le importa lo que los demás le cuentan e intenta ser el centro de atención mientras habla.  Es curioso que a esta edad el niño acompaña la acción, el juego, siempre con la palabra; tiene que expresar el pensamiento.
A los 3 o 4 años, el número de palabras ha aumentado hasta llegar aproximadamente a las 1000. Utiliza el “yo” para nombrarse, los pronombres personales, los adjetivos, los verbos, el plural y el singular. Su capacidad retentiva va en aumento, es capaz de adquirir nuevo vocabulario y de memorizar canciones, poesías, adivinanzas…
•Entre los 4 y los 5 años, el niño habla sin cesar, queriendo ser el centro de atención. Su lenguaje es un “monólogo colectivo”. Le gusta jugar con el lenguaje que cree dominar; de inventa canciones, poesías, adivinanzas, va dándose cuenta de las palabras que “suenan” parecidas, hacen pareados, les gusta cambiar el tono de voz para interpretar personajes de cuento, usa expresiones de adultos del tipo “¡Qué le vamos a hacer!”, etc.
•Entre los 5 y los 6 años se da por finalizado el proceso de adquisición de lo pilares de la lengua y a partir de aquí comienza el perfeccionamiento y ampliación de vocabulario. Es el momento en el que se puede comenzar con el aprendizaje de la escritura.
Fuente:http://www.todopapas.com/

6 de noviembre de 2015

¿Qué hacer para desarrollar el lenguaje del niño?

  • Hay que estimular al niño para la actitud verbal desde que nace; hablarle aunque creamos que no nos entiende. No le aturdáis, pero contarle lo que vais a hacer, lo que estáis haciendo, a dónde vais, etc. Hacerle preguntas para que él también hable.

  • Dejar siempre un espacio para que el niño exprese sus deseos, necesidades, sentimientos y pensamientos. Siendo pacientes hacia su dificultad de expresión, que cada vez será más fluida. Cuando le preguntéis algo, dejadle tiempo para que responda. Y cuando le pregunten a él, esperar a que sea él quién conteste. No os adelantéis a su respuesta.
  • Utilizar palabras correctas para designar los objetos, acciones y situaciones. El lenguaje infantil es muy gracioso para los niños, pero no para los adultos.
  • Hablarles en un tono de voz correcto. No se puede pedir a un niño que no grite si los adultos de su alrededor lo hacen. Respetar y hacerle respetar los turnos de palabra. Esto se lo exigimos al niño, pero pocas veces se lo respetamos.
  • No hacer comentarios negativos acerca de su lenguaje delante de él.
  • Ante los enunciados de vuestro hijo, siempre tratar de extenderlos y expandirlos. Ello significa lo siguiente:
    1. Expansión sintáctica: él dice “Coche grande” y vosotros le decís: “Sí, es un coche grande”. Es decir, habéis introducido nuevos elementos sintácticos para alargar sus frases e introducir los elementos nexo del lenguaje.
    2. Extensión semántica: él dice “Mira, un coche grande” y vosotros le decís: “Sí, es un coche grande y muy bonito”. Así, en este caso, aumentáis el contenido semántico, introducís palabras con significado.
  • Festejar su esfuerzo y felicitarle cuando lo haga bien. Si lo hace mal, no le digáis nada. Sólo le dais el modelo correcto, pero sin que él se vea corregido constantemente.
  • Fomentar en el niño el gusto por la lectura. Seleccionando los libros adecuados a su edad y capacidad lectora. Cuando el todavía no sepa leer, tomarnos un ratito cada noche para leerle un cuento; si no entiende una palabra, hay que explicársela y relacionarla con otras que sí entienda para ir ampliando su vocabulario.
Fuente:http://www.todopapas.com/